Imagen de un herido en el Desastre de Annual y la placa que recuerda a Antonio de Medina y Castro en el portal en el que nació en Valladolid, en un montaje de EL ESPAÑOL.

Imagen de un herido en el Desastre de Annual y la placa que recuerda a Antonio de Medina y Castro en el portal en el que nació en Valladolid, en un montaje de EL ESPAÑOL. Colección personal de Antonio Bernardo Espinosa

Valladolid

El héroe vallisoletano que murió defendiendo a España en el Desastre de Annual

El 5 de mayo de 1897, hace ahora 127 años, nació en la céntrica calle General Almirante de la ciudad de Valladolid el oficial de Artillería don Antonio Medina y Castro

5 mayo, 2024 07:00

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El 5 de mayo de 1897, hace ahora 127 años, nació en la céntrica calle General Almirante de la ciudad de Valladolid el oficial de Artillería don Antonio Medina y Castro, que murió gloriosamente con toda la guarnición defendiendo la Posición A en Melilla el 24 de julio de 1921, en el conocido como Desastre de Annual, una dura derrota militar española en el marco de la guerra del Rif, en el norte de África.

En la conocida como Posición Intermedia A, Medina y Castro, de solo 24 años, dirigía a un grupo de 11 artilleros en defensa de una posición que fue asaltada por los rebeldes rifeños el 20 de julio. La resistencia de los españoles fue feroz y el oficial vallisoletano manejó con destreza su batería de dos cañones de 70 mm. La bandera de España siguió izada en aquella cima durante cuatro días pero el 24 de julio, sin agua ni munición, las opciones de victoria se evaporaron y aquel día murió Antonio Medina y Castro al pie de sus cañones.

El Desastre de Annual fue una dura derrota militar española en la guerra del Rif y una importante victoria para los rebeldes rifeños, que estaban comandados por Abd el-Krim, y tuvo lugar entre el 22 de julio y el 9 de agosto de 1921, cerca de la localidad marroquí de Annual, ubicada entre Melilla y la bahía de Alhucemas.

La batalla provocó la muerte de alrededor de 11.500 efectivos del Ejército español, 9.000 españoles y 2.500 rifeños leales al Gobierno, que se encontraban encuadrados en unidades indígenas y de los que más de la mitad fueron ejecutados tras rendirse. Esta derrota tuvo implicaciones políticas de primer orden y condujo a una redefinición de la política española en la guerra del Rif y a una crisis política que socavó los cimientos de la monarquía liberal de Alfonso XIII.

Un homenaje en Serrada y una placa en Valladolid

Antonio fue el único de entre sus hermanos que se decidió por la carrera militar y en 1912, con tan solo 15 años, entró a formar parte de la Academia de Artillería aunque, al igual que sus hermanos, tenía una gran afición literaria y gusto por el arte y la música. Murió en Peña Tahuarda el 24 de julio de 1921 y su cadáver quedó abandonado hasta que en 1923 se recuperó para recibir sepultura en el Panteón de Héroes.

En abril de ese año, el pueblo de Serrada, donde la familia tenía una casona, se le rindió un emotivo homenaje y, tras dedicarle una misa en la iglesia del pueblo, el alcalde, Prudencio Martín, descubrió una placa en la calle que desde ese momento llevó su nombre. Meses después, concretamente el 12 de octubre de 1923, aprovechando la celebración del Día de la Raza, el Ayuntamiento de Valladolid le rindió honores colocando una lápida con su nombre en el portal en el que nació, el número 7 de la calle del General Almirante de la ciudad.

Una indestructible historia de amor

En sus últimos días, Antonio Medina había escrito con fe a su novia, Rosa Margarita, cartas de amor y despedida. Ella le guardó tan firmísima ausencia que nunca se casó y jamás le olvidó, aunque en 1937 marchó a Estados Unidos. Desde Miami mantuvo correspondencia con los padres de Antonio y, 57 años después de Annual, Rosa volvió a España.

Se dirigió primero a Valladolid y después a Melilla, donde el general Eduardo Represa encargó al comandante Manuel Carmona Mir que la acompañase al único lugar donde aquella tenaz mujer quería dirigirse: la cima de la Intermedia A. Debido a su edad, ya que contaba con 77 años, a Rosa le costó subir las pendientes del Rif, pero pudo más su deseo de llevar consigo hasta lo alto de la cima un ramo de rosas rojas en recuerdo de su querido Antonio.

No solo cumplió ese deseo, sino que en los años siguientes enviaba, coincidiendo con el Día de los Difuntos, un talón en dólares americanos con el que el comandante continuaría esta ofrenda en el Panteón de los Héroes de Melilla, donde se encuentran enterrados los restos de Antonio Medina. Hasta que varios años después, en 1991, dejó de llegar la puntual remesa. Rosa Margarita había fallecido. Pero siempre quedará el recuerdo de aquel héroe vallisoletano que cayó en combate defendiendo a España en el Desastre de Annual.